4000 años de real estate: la tierra es la constante, el broker la diferencia
Mucho antes del nacimiento de Roma, ya había tablillas y papiros que documentaban ventas y arriendos de tierras. La historia del real estate se escribe desde hace más de 4.000 años.

En Babilonia, hacia el 1750 a.C., el Código de Hammurabi ya regulaba ventas, arriendos y herencias de terrenos (Código de Hammurabi, leyes 36-38 y 41-48). En Egipto, papiros con sellos y testigos documentaban transacciones de lotes agrícolas junto al Nilo (Papiro de Abusir, ca. 2600 a.C.; Papiro de Berlín 9010, Reino Medio). En la Roma antigua, por ejemplo, ya se entendía el poder del ladrillo: Cicerón, uno de los más grandes oradores y políticos de la República, pagó una fortuna para aquellos tiempos, por una villa en el Palatino (Plinio el Viejo, Historia Natural XXXVI.15; Cartas de Cicerón a Ático), mientras que Marco Licinio Craso, el hombre más rico de su tiempo y miembro del Primer Triunvirato junto a César y Pompeyo, amasó gran parte de su fortuna comprando edificios incendiados a bajo precio y revendiendo tras reconstruirlos (Plutarco, Vidas Paralelas: Craso 2.1-3). Ejemplos que muestran que, desde hace siglos, la tierra y los inmuebles son mucho más que un bien: son una herramienta de poder y de ascenso social.
Ya en el Londres del XVII, una herencia, las 500 acres de Mary Davies, dio origen a Mayfair y Belgravia, dos de los barrios más exclusivos del planeta. Y en 1908, en Estados Unidos, se funda la National Association of REALTORS®, institucionalizando la profesión tal como la conocemos hoy.

Argentina: donde el campo se volvió ciudad
En la Argentina, el real estate tiene sus propios capítulos legendarios. Desde la Conquista del Desierto y el alambrado de la pampa hasta los primeros loteos urbanos del siglo XIX, los inmuebles siempre fueron refugio de valor.
En la primera mitad del siglo XX, la expansión de barrios como Belgrano, Núñez o San Isidro marcó el inicio del corredor norte como sinónimo de prestigio y calidad de vida. De las tierras fiscales y las estancias productivas, a las quintas y casonas familiares; de los edificios residenciales —muchos aún vigentes, inspirados en el art déco y la arquitectura francesa— a las torres con amenities y los countries, cada etapa acompañó la evolución de la demanda y transformó la forma de habitar la ciudad.
Un hito clave fue la Ley de Tierras Públicas del 7 de noviembre de 1869, que permitió vender tierras fiscales a precios bajos, priorizando a quienes ya las ocupaban sin título. Esa medida abrió la puerta a miles de escrituras y consolidó, por primera vez, un mercado inmobiliario formal a gran escala en el país.
Ese legado inmobiliario se refleja hoy en proyectos que honran la historia y la identidad local. La Casona de Juana Azurduy en Núñez, Casa Maure con la puesta en valor del antiguo Stud El Marne en La Imprenta, y La Sara con el legado de los Palmer, pioneros de Ingeniero Maschwitz. Todos son ejemplos de cómo el pasado se transforma en presente, proyectando patrimonio hacia el futuro.
Y en términos de renovación, la tierra también se recicla. En el corredor norte, muchas propiedades cambian de función: viejas residencias se reconvierten en torres y espacios industriales se transforman en nuevos polos urbanos, como en el caso de Puerto Madero. Esa metamorfosis explica cómo el real estate no solo ocupa suelo, sino que lo resignifica y lo revaloriza con cada generación.
Hoy, proyectos como los de Grupo Chomer con Selene y Aura, los de MMP Group con Yrigoyen, Vicente López Boulevard, Libertador Boulevard y la reciente puesta en obra de Cabildo Boulevard, los de PyG con su línea de edificios bajos Tempus, y los de Löwe con su propuesta Lumen, y Liv on Vedia entre otros, actúan como recicladores de la tendencia inmobiliaria, dándole nueva vida a la tierra y marcando el pulso de la transformación actual.
Según Maximiliano D’Aria, Director de D’Aria Propiedades: “Los bienes inmuebles, como los entendemos hoy, siempre estuvieron en el corazón de las civilizaciones. Y si uno conoce esa historia, entiende mejor hacia dónde vamos. No es sólo construir edificios, es anticipar qué camino tomar, cómo se transforma la ciudad y cómo eso revaloriza la tierra. En el corredor norte, esas transformaciones suelen implicar subas del 15 al 25% en los primeros años. Es ahí donde el real estate no sólo habla del presente, sino que te da pistas concretas del futuro.”

Nuestra historia en el corredor norte
D’Aria Propiedades, fundada en 1949 por Estanislao D’Aria, es hoy una de las empresas inmobiliarias líderes del sector en el Corredor Norte. Su primera gran expansión se consolidó bajo la dirección de su hijo, Carlos Alberto D’Aria, quien profesionalizó y potenció la compañía en esta zona clave del mercado.
Hoy, a más de 75 años de nuestra inauguración, es la tercera generación de la familia, junto a un gran equipo de profesionales, la que continúa con el legado. En este recorrido aprendimos que, para seguir siendo relevantes, había que evolucionar: lo que comenzó como una inmobiliaria local se transformó en una compañía con una mirada integral del negocio, capaz de anticipar tendencias y acompañar proyectos en cada etapa.
Acompañamos a los desarrolladores en todo el ciclo de vida de sus proyectos inmobiliarios: desde la asesoría inicial hasta la comercialización integral. También gestionamos la venta y el alquiler de propiedades residenciales y comerciales. Realizamos tasaciones profesionales basadas datos de mercado, con apoyo en comparativas y herramientas digitales. De esta manera ofrecemos valuaciones objetivas y confiables. A esto se suma un diferencial clave: nuestro enfoque propio de consultoría y marketing, que nos permite posicionar proyectos y clientes de manera única en el mercado.
Con Maximiliano, Charlie, Augusto y Antonella al frente, la compañía combina experiencia, innovación y una visión estratégica que nos perfila como algo distinto a la típica inmobiliaria. Con más de siete décadas de trayectoria, no sólo acompañamos el crecimiento del corredor norte: lo lideramos, participando en algunos de los proyectos más emblemáticos de Vicente López, San Isidro, Belgrano y Núñez.
“El ladrillo puede cambiar de forma, pero lo que nunca cambia es la necesidad de interpretar el territorio. Ese fue siempre el diferencial en D’Aria: entender cada subzona y traducirla en oportunidades reales para nuestros clientes.” Guillermo Parera, CEO de D'Aria Propiedades

¿Qué nos enseña esta historia?
- Que el real estate no es una moda, es un hilo conductor de la civilización.
- Que la lógica sigue intacta: ubicación, confianza y gestión.
- Que donde hay ciudad, siempre hay oportunidad.

¿Y que fue lo que cambio entonces?
Lo que cambió en el mercado inmobiliario fueron las reglas y el acceso. Desde los feudos y la monarquía, donde la tierra era privilegio de unos pocos, hasta la democracia, que abrió paso a un acceso más amplio y regulado, la necesidad siempre estuvo ahí: la tierra y el ladrillo. Lo que se transformó fue la manera de organizarla.
Con el avance del capitalismo, la expansión de las ciudades y la mejora en la calidad de vida, emergió la necesidad de un especialista: el broker inmobiliario. Y hoy, ya no es solo un vendedor, sino un consultor especializado que interpreta la demanda, traduce la oferta y construye confianza en un mercado masivo y ultra competitivo.
Esa especialización es la marca de nuestra era en términos inmobiliarios. No se trata solo de transaccionar propiedades, sino de anticipar tendencias, gestionar información y transformar confianza en valor. Y es ahí donde está la diferencia: hoy, en D’Aria Propiedades, somos mucho más que una “inmobiliaria”; Somos una compañía que, al conocer la historia del mercado en la Argentina, y en el mundo, podemos proyectar con mayor claridad hacia dónde vamos. La academia entró en el real estate y el broker inmobiliario dejó de ser solo un vendedor para convertirse en un consultor integral, capaz de leer la demanda, interpretar la oferta y acompañar a clientes y desarrolladores en decisiones de largo plazo.
“Nuestra apuesta es clara: especialización, academia y servicio. Después de 75 años, sabemos que las inmobiliarias que no se capaciten y evolucionen, van a seguir vendiendo clasificados; nosotros vendemos confianza.” Charlie D’Aria, Director de D’Aria Propiedades

Resumen: Las 6 claves de la historia inmobiliaria.
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Constante histórica
La tierra siempre fue refugio de valor. Desde Babilonia y Egipto hasta hoy, el real estate acompañó a las civilizaciones. -
Primer hito en Argentina
La Ley de Tierras Públicas de 1869 permitió vender tierras fiscales a precios accesibles, consolidando un mercado inmobiliario formal y masivo. -
Evolución urbana
Del campo y las estancias productivas a las quintas, casonas, edificios residenciales y, más tarde, torres con amenities y countries. Cada etapa transformó la forma de habitar. -
Proyectos que rescatan el legado
Ejemplos actuales como La Casona de Juana Azurduy (Núñez), Casa Maure (Palermo) y La Sara (Maschwitz) muestran cómo el pasado se resignifica en desarrollos modernos. -
El rol del broker en el presente y futuro
El real estate hoy exige especialización. El broker dejó de ser solo un intermediario: interpreta datos, anticipa tendencias, traduce confianza en valor y funciona como consultor integral para clientes y desarrolladores. -
La historia de D’Aria
Fundada en 1949 por Estanislao D’Aria, la empresa tuvo su primera gran expansión bajo Carlos Alberto D’Aria en el corredor norte. Hoy, con la tercera generación al frente (Maximiliano, Charlie, Augusto y Antonella), D’Aria se consolidó como un ecosistema integral: desarrollos, comercialización, retail y marketing 360. Más de 75 años de trayectoria que reflejan cómo una inmobiliaria puede transformarse en consultora de referencia.
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